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30 días sin deporte

30 días sin deporte

Esta vez con un ciertu retrasu sobre l’horariu previstu, colgamos nel blogue’l comentariu deportivu del analista Antonio García Oliva pol qu’esperen munchos seguidores. ¡Qué vos preste!

                                                                                        CON LA RYDER COMO EJEMPLO

 

                                                                                                                                                  Por A.G. Oliva.

 Hay deportes individuales como el tenis, que tienen grandeza y popularidad, y que mueven mucho dinero para sus protagonistas, pero en los que se echa en falta algo de solemnidad, protocolo o “patriotismo” en sus grandes premios. Se puede ganar el Torneo de Roland Garrós, o el de Wimbledon, pero al final faltan el izado de banderas y los himnos, para que la gesta emotiva sea completa. Por eso se inventó la Copa Davis que, al ser por equipos nacionales, resulta mucho mas emocionante que cualquier Grand Slam. Lo mismo ocurrió con el golf, tuvieron que inventarse una gran competición donde estos millonarios deportistas pudieran escuchar su  himno, y por eso en el año 1.926 en Surrey (Gran Bretaña), el  conocido comerciante y gran aficionado al golf, Samuel Ryder, donó una copa de oro para el vencedor de un partido entre EE.UU e Inglaterra. Así se creo un torneo por equipos, que con el tiempo ha ido a mas hasta convertirse en un icono deportivo. Torneo que se juega cada dos años, con 12 jugadores por equipo y tres días de competición. Y en el que hay partidos individuales y por parejas en distintas modalidades. El primer reto fue, como ya dijimos, entre EE.UU e Inglaterra y vencieron los americanos que en aquellos “tiempos del Cuplé”, tenían el triple de jugadores federados y por tanto la posibilidad de grandes jugadores. En los años siguientes la competición siguió sin tener color, por lo que se acordó, en 1973, que Irlanda reforzara a los british, aunque con el mismo resultado final: los americanos ganaban casi siempre por goleada. Y por eso, ya en 1979, los americanos, siempre prepotentes, tiraron el  guante a toda Europa,  golfística claro, que no era por supuesto la Comunidad Europea actual. La cosa comenzó lentamente a igualarse, tras 45 años seguidos de superioridad yanqui.

Y llegó a un punto de ruptura cuando se jugó en el campo de Sotomayor, al lado de Madrid, y se eligió capitán del equipo Europeo al gran Severiano Ballesteros. Éste ya había participado anteriormente como jugador y andaba muy picado con los americanos, porque le habían hecho trampa en un encuentro anterior. El  cántabro le dio  un giro total al equipo dotándole de “alma”. Les insufló coraje, garra, con lo que él siempre había jugado, y ese encuentro lo ganaron claramente los europeos. Desde entonces las cosas han cambiado totalmente, baste decir que de los últimos nueve enfrentamientos, Europa ha ganado en siete y USA solo en dos.

La ultima victoria, hace solo unos meses, se produjo en América. Se había llegado a la ultima jornada con un 10 a 6 a favor del equipo americano pero, casualmente, el capitán era otro español, Chema Olazabal, que apelando en  el vestuario al espíritu del gran Severiano, consiguió que sus jugadores levantaran la preciada copa al ganar, finalmente, por 14,5 contra 13,5. Los periodistas deportivos se quedaron con la boca abierta, pues ya habían pronosticado una clara victoria local.

Yo creo que este ultimo éxito deportivo de la vieja Europa representa, en el mundo del deporte, un buen ejemplo, un espejo, de cómo son ambas sociedades y lo que representan. La sociedad americana, es individualista, competitiva, triunfadora. En la que sólo vale llegar arriba el primero. Mientras la sociedad europea, tiene más de fraternal, colectiva e igualitaria, por eso están en ventaja en la mayoría de los deportes de equipo. Éste podría también ser un buen ejemplo para los europeos actuales, llenos de dudas y contradicciones en la formación de ese espacio común donde de momento solo hay leyes económicas. Por eso, cuando oímos el ¡Hurra! por los golfistas europeos de algunos lideres, como Barroso, Merkel u Hollande pensamos que los jugadores nos estaban marcando un ejemplo a seguir, distinto del camino actual. La clave está en formar entre todos los países una piña solidaria que coloque a las personas por encima del dinero y los intereses partidistas. Ese ejemplo maravilloso que nos dieron esos cuatro ingleses, dos irlandeses, dos alemanes, un italiano, un español, un sueco, un francés y un escocés  para resurgir de las cenizas,  hacer sonar el Himno de la Alegría que representa a la  Comunidad Europea, y poder ver izar su bandera azul con estrellas amarillas. ¡Qué gozada!

Se rumoreaba al final del Torneo, que el futuro de la  Ryder es mas que dudoso, porque dicen que los americanos no quieren seguir jugándola. ¿Serán capaces?.