close
30 días sin fútbol

30 días sin fútbol

Xubo a esti blogue la última entrega, por agora, de los comentarios de l’actualidá deportiva a cargu del analista Antonio García Oliva. Con él vos dexo.

ENRIQUE FRENTE AL ESPEJO

                                                                                                                                                  Por Antonio García Oliva

                                     En el último Festival Internacional de Cine de Gijón (FICXixón), he tenido la suerte de poder asistir al estreno de la película sobre la vida de Quini, o mas bien, sobre su parte menos conocida y dramática: el secuestro que sufrió en su etapa de jugador del Barcelona, la muerte trágica de su hermano, el portero Jesús Castro, que se ahogó por intentar salvar a dos niños extranjeros en una playa de Santander, y por ultimo, su lucha contra el cáncer, que todavía continúa.

                                   Conseguí las entradas, que estaban muy solicitadas, gracias a la intervención del Director de la película, Raimundo García “Ray”, al que tuve de portero de balonmano, en categoría infantil, en mi primera etapa en el colegio de la Inmaculada de Gijón. Al evento asistió “el todo Gijón” deportivo, con las peñas, los políticos relacionados con el deporte, con Laureano Tuero, director de deportes del Principado a la cabeza, y toda la plantilla de futbolistas del Sporting con su entrenador al frente. Sólo eché en falta la presencia del ex-presidente del Principado, Tini Areces, reconocido sportinguista, en un Teatro  Jovellanos lleno hasta la bandera y con gente de pie en los pasillos.

                                     La película cuenta, con mucha elocuencia y crudeza, esa parte menos conocida de la vida del ciudadano Enrique Castro, futbolista profesional e ídolo local, que sale bien parado de un  reto muy personal y difícil. Y la película también. A mi me gustó, aunque no dejo de reconocer, que pudo salirle mas redonda al bueno de Ray. Hay excesivo ritmo narrativo dramático, o sea, demasiados dramas en muy poco tiempo y muy seguidos, con lo que al espectador le cuesta asimilar tanta emoción. Decía el maestro Billy Wilder, que en una buena comedia nunca se deben poner dos chistes muy seguidos, porque las risas del primero evitaran escuchar el segundo. Lo mismo ocurre con el drama, tiene que entrar aire fresco antes de contar la segunda desgracia. Pero, en general, la película narra con pulso firme las vicisitudes vitales del bueno de Enrique, que no de Quini “el Brujo”. Eché en falta algo mas de futbol: Mareo, el Molinón,  su etapa en el Barcelona o con la Selección, simplemente para poder narrar entre tanto drama y emociones. La duración del film es de apenas una hora, y la vida de Quini dá muy bien para media hora más, con lo que quedaría perfecta. Incluso este aumento de metraje le daría mas posibilidades para su exhibición en las salas comerciales. De todas formas en la película hay muchos sentimientos y mucha emoción que llega rápidamente al espectador, de ahí la gran ovación que se le tributó al final de su exhibición. Yo también salí de la sala, junto al amigo Pachi, con el corazón encogido. A ver si ahora tiene suerte por los diversos Festivales a los que ya está invitado, este mediometraje sobre la vida privada de Enrique Castro, en su enfrentamiento ante un espejo. Que no al “Brujo”, a éste solo le vimos fugazmente en un extraordinario remate de cabeza, rodeado de contrarios y poniéndola al palo contrario de donde estaba el portero, que hasta  aplaudió el gol.

                                     Sólo me queda dar las gracias al amigo Raimundo, por haberme  facilitado la asistencia a un acto de esta importancia social y deportiva en nuestra ciudad, sobre la vida de uno de los grandes Iconos deportivos del sportinguismo. A Quini, a Ray y a la película, larga vida y muchos éxitos. ¡Enhorabuena a todos!